domingo, 27 de junio de 2010


En ese momento se denominaba «música nativa» —el término «folklore» y «música folklórica» para referirse a la música popular inspirada en ritmos pertenecientes al folclore aparecería en los años cincuenta— y el propio Chazarreta formó su Compañía de Arte Nativo del Norte Argentino, que debutó el 19 de junio de 1911 y con la que recorrería el país.[46]

domingo, 20 de junio de 2010


El resurgimiento nacional del folklore se fue produciendo por etapas. El 25 de agosto de 1906 Andrés Chazarreta realizó un histórico recital de guitarra en el Teatro Cervantes de Santiago del Estero que inició con la interpretación de Zamba de Vargas, una canción popular anónima, probablemente la primera en tomar forma de zamba argentina, a la que se le ha atribuido haber sido tocada durante la trágica Batalla de Pozo de Vargas de 1867 provocando la victoria santiagueña, y que el propio Chazarreta recopiló tomándola de su entorno familiar

domingo, 13 de junio de 2010


Ya desde fines del siglo XIX había comenzado un esfuerzo por recuperar el folclore como música nacional, impulsado por recopiladores como Ernesto Padilla, Andrés Chazarreta y Juan Alfonso Carrizo. La música folclórica comienza a divulgarse por el norte del país y para los años veinte ya está lista para proyectarse nacionalmente

viernes, 4 de junio de 2010


Durante éste período aparecen algunos estilos fundamentales del folclore argentino, como la chacarera, la zamba, la milonga campera o simplemente milonga (décadas antes de la milonga ciudadana) y la arunguita.

La chacarera (danza del Chaco) parece haber nacido a mediados del siglo XIX, en Santiago del Estero (la leyenda dice que nació en Salavina), pero su origen histórico se desconoce. Corresponde al área que se extiende desde el centro de la Argentina al sur de Bolivia, extendiéndose también por el territorio boliviano y paraguayo perteneciente a la región del Gran Chaco. La primera versión musical la daría Andrés Chazarreta, recién en 1911.

martes, 1 de junio de 2010


En el área litoraleña, se destacó la cultura agro-cerámica guaraní, de la cual provienen gran cantidad de elementos del folclore actual. Muchas de estos elementos desaparecieron con la conquista, como la mayoría de los instrumentos musicales (congoera, tururu, mburé, mbaracá, guatapú mimby, etc).[10]

Durante la colonización española, la cultura guaraní evolucionaría de modo especial en las misiones jesuíticas, creando una cultura musical autónoma, que influiría considerablemente en el folclore litoraleño argentino.[10]

Las culturas de área centro-andina se caracterizaron por haber desarrollado civilizaciones agrocerámicas sedentarias. Estas culturas han tenido una alta influencia en el folclore argentino «andino», tanto con referencia a los instrumentos, como a los estilos musicales, las líneas estético-musicales, e incluso el idioma, principalmente el quechua. Entre los instrumentos su influencia ha sido decisiva para el desarrollo de los instrumentos de viento, característicos del folclore andino, como el siku, la quena, el pincullo, el erque, la ocarina de cerámica, etc., construidos generalmente en escala pentatónica, así como la caja, que ocupa un papel central en el canto bagualero.