domingo, 19 de septiembre de 2010


Folclore dinámico, Nuevo Cancionero, MPA

Los Huanca Hua, fundado en 1960, renovaron las formas de interpretar el folclore. En la imagen la formación de 1963: Chango Farías Gómez, Carlos Coco del Franco Terrero, Marián Farías Gómez (había reemplazado a Hernán Figueroa Reyes), Guillermo Urien y Pedro Farías Gómez.En los años sesenta se amplificaría el boom del folclore con el lanzamiento de los grandes festivales de música folclórica como el Festival de Cosquín (1961) y el Festival de Jesús María (1966), pero sobre todo con la aparición y difusión masiva de formas musicales renovadoras, en un proceso de alcance continental que adoptó denominaciones como los de «nueva canción latinoamericana», «proyección folklórica» y «folclore dinámico» o siglas como MPA (Música Popular Argentina), con sus equivalentes en otros países sudamericanos como Brasil (MPB) y Uruguay (MPU).

En la música litoraleña, en este período también alcanzan el éxito músicos que venían actuando desde los años cuarenta, como Tránsito Cocomarola (Puente Pexoa, Kilómetro 11) —en cuyo homenaje se celebra el Día del Chamamé—,[75] y Tarragó Ros (La guampada y A Curuzú) —conocido como el Rey del Chamamé—,[76] a los que se sumaron figuras nuevas como la notable voz de Ramona Galarza (Merceditas,[77] Pescador y guitarrero, Virgencita de Caacupé, Trasnochados espineles) —llamada la Novia del Paraná.[78] En Entre Ríos, Linares Cardozo realizó una notable obra de preservación del folclore entrerriano, en especial de la chamarrita, además de aportar sus propias obras al cancionero folclórico, como la conocida Canción de cuna costera y Soy entrerriano, considerado el himno de la provincia

El boom del folklore también permitió la difusión masiva de músicos y cantantes que en muchos casos ya venían actuando en la escena de la música nativa desde varios años antes, como los virtuosos guitarristas Abel Fleury (Estilo pampeano) y Eduardo Falú (Zamba de la Candelaria, La nochera), la cantante Margarita Palacios (Recuerdo de mis valles), el bandoneonista Payo Solá (La marrupeña), el violinista Sixto Palavecino (La ñaupa ñaupa), Rodolfo Polo Giménez (Paisaje de Catamarca, Del tiempo i’mama), Atuto Mercau Soria y Ariel Ramírez, entre muchos otros. Éste último en 1964 grabaría con Los Fronterizos una de las obras culminantes de la música argentina, la Misa Criolla